Supongo que no me queda otra que acostumbrarme a dejar las cosas por un tiempo, que es algo que tengo que asumir. Son como pequeñas burbujas de tiempo en mi vida, y no creo que vayan a desaparecer. Que se le va a hacer, si es lo que hay, es lo que hay.
En estas semanas he descubierto lo que es la tranquilidad, vamos, es que ni recordaba como era. Y he leido mucho. Nada destacable, a decir verdad. Tambien he descubierto que la que antes era mi revista favorita, ya no me gusta nada, pero nada , nada , nada. La cogí hace unos dias, para descubrir , horrorizada, que ahora anuncia cosméticos que me parecen imposibles, estrafalarios, de precio escandaloso o calidad dudosa, cuando no confluyen ambas cosas. Anuncian ropa que en mi opinión, ninguna persona en su sano juicio se pondría. Anuncian, anuncian, anuncian... y ya ni siquiera traen una miserable muestra de cremita hidratante, bueno, la version de bolsillo es lo que tiene. Dedican tres páginas a contar quienes son el estupendisimo equipo que hace la revista. En cuanto a lo que se puede leer, pues bueno... de repente, no encuentro interesante la seccion de trucos para quitarle el novio a tu prima, además.. ¿ quien no sabía ya esos trucos?. "Ay-pensé- lo que pasa es que soy demasiado mayor para leer esto". Pero yo, el bicho rarisimo de siempre, no me veo capaz de pasar a leer la gran T, para que me cuenten las bondades de tener muchos hijos y compaginarlos con un trabajo estiloso, mientras te mantienes en forma para poder seguir llevando una falda de tubo, que combine con esas rebequitas trasnochadas a juego con un inutil sueter de manga cortita.. ¿ No hay termino medio?. A ver, quiero una publicación que me cuente como compaginar familia, trabajo, y mi mundo aparte. Pero es que no hay. Al menos, que me digan que hacer para que me de tiempo a hacer la compra , lavar ropa, planchar y hacer la cena en un par de horas, y por cena, no entiendo quiches que hay que amasar con las propias manos y cocinar en hornos que se precalientan durante veinte minutos. Que lo leo y pienso que esas sufridoras de falda de tubo tienen todas una asistenta que cobra en negro y gana una miseria. Y que en realidad, en su casa, ellas están con chandal y cola de caballo hechas unas guarras, como casi todas. Ciencia ficcion, pero sin nada de ciencia.